domingo, 20 de abril de 2014

UN ADIÓS A ʻGABOʼ


Así como lo diría Gabriel García Márquez en su cuento La Viuda de Montiel, -el mundo está mal hecho… si Dios no hubiera descansado el domingo habría tenido tiempo de terminar el mundo.-
Recién me enteraba del mal estado de salud del orgullosamente escritor colombiano, lo primero que se me vino a la mente es que ojalá los medios de comunicación no fueran a saturar la noticia con falsos rumores, porque son como una peste, y de las peores, cuando se obsesionan con algún hecho como si no hubiera más nada que contar, sin embargo, aun cuando deseaba que no fuera tan pronto, su muerte llegó más rápido de lo que imaginamos. De inmediato cayó encima la otra peste de este país, esa que está llena de fanatismo y sufre de un delirio incontrolable de que aquello con lo que no están de acuerdo simplemente no debe existir, dando razón a la famosa frase que emitió un periodista cuando mataron a Jaime Garzón – país de mierda-.
Aún sigo absorta por el repudiable adiós que han dado a Gabito en su propio país, mientras en el resto del mundo le han rendido honores y dado gracias por su obra maestra que inmortaliza una nueva forma de contar historias, nos deja muy mal parados y corrobora que en Colombia padecemos una enfermedad mental ocasionada por la obsesión politiquera que se tomó las neuronas de gran parte de la comunidad de este país. Independientemente de las creencias religiosas y de la posición política de este gran escritor, la razón prima cuando, como colombianos, debemos dar gracias porque hay un motivo para que en el exterior hablen bien de nosotros; pero parece que la única imagen con la que estamos a gusto es con los asuntos de parapolítica, de guerrillas, de violación de derechos humanos,  de los picaderos de Buenaventura, de los niños que mueren de hambre en la Guajira, y la despreciable lista sigue. En fin, ahí si no hay protesta.

Un adiós a Gabo a la colombiana, como decía mi abuela – a la macha – y necesitaba morirse para yo saber por qué eligió vivir en México. Esta situación vergonzosa me recuerda a ese Concejal que pretendió censurar el más reciente video de Shakira, tildándola de inmoral y perjudicial para los jóvenes, una artista con tanto talento, inteligente y que ha aportado a la educación de este país mucho más que algunos gobernantes con ínfulas de grandeza de poder, pero aquí les presento el país que nos merecemos. Satanizar la muerte de García Márquez escudándola en la política, es un acto de incultura que raya en lo salvaje y lo irrespetuoso, porque son dos asuntos diferentes; su gran obra debe primar sobre lo demás.
Me abraza una sensación de orfandad mientras pienso las razones que tiene el Uribismo para atacar a Gabito, y a la vez una inmensa alegría, porque aún con su muerte no cabe duda que sus millones de páginas escritas seguirán haciendo historia de una forma positiva en todos los escenarios; en este contexto es muy pertinente recordar la frase «la mujer es como la buena literatura, al alcance de todos, pero incomprensible para los estúpidos». Pero mientras esa estupidez aflora, yo me sigo preguntando ¿Dónde estuvo el embrujo para tantas palabras escritas? Y en ese momento me paralizo dibujando en mi rostro una sonrisa que da las gracias a un hombre que merece un homenaje eterno por la magnificencia de su obra que cobró miles de faenas de literatura pura, narraciones de profundidad y belleza, con un lenguaje armonioso que solo se puede contar al mejor estilo de las vivencias de Macondo.

Gracias Gabo, el homenaje te lo hacemos todos los que interpretamos la magia que esconde dibujar una historia en letras, porque quienes emitan verbos hay muchos, pero que entiendan de la palabra escrita, muy pocos.