Así como lo diría
Gabriel García Márquez en su cuento La Viuda de Montiel, -el mundo está mal
hecho… si Dios no hubiera descansado el domingo habría tenido tiempo de
terminar el mundo.-
Recién me enteraba del
mal estado de salud del orgullosamente escritor colombiano, lo primero que se
me vino a la mente es que ojalá los medios de comunicación no fueran a saturar
la noticia con falsos rumores, porque son como una peste, y de las peores,
cuando se obsesionan con algún hecho como si no hubiera más nada que contar,
sin embargo, aun cuando deseaba que no fuera tan pronto, su muerte llegó más
rápido de lo que imaginamos. De inmediato cayó encima la otra peste de este
país, esa que está llena de fanatismo y sufre de un delirio incontrolable de
que aquello con lo que no están de acuerdo simplemente no debe existir, dando
razón a la famosa frase que emitió un periodista cuando mataron a Jaime Garzón
– país de mierda-.
Aún sigo absorta por el
repudiable adiós que han dado a Gabito en su propio país, mientras en el resto
del mundo le han rendido honores y dado gracias por su obra maestra que
inmortaliza una nueva forma de contar historias, nos deja muy mal parados y
corrobora que en Colombia padecemos una enfermedad mental ocasionada por la
obsesión politiquera que se tomó las neuronas de gran parte de la comunidad de
este país. Independientemente de las creencias religiosas y de la posición
política de este gran escritor, la razón prima cuando, como colombianos,
debemos dar gracias porque hay un motivo para que en el exterior hablen bien de
nosotros; pero parece que la única imagen con la que estamos a gusto es con los
asuntos de parapolítica, de guerrillas, de violación de derechos humanos, de los picaderos de Buenaventura, de los
niños que mueren de hambre en la Guajira, y la despreciable lista sigue. En
fin, ahí si no hay protesta.
Un adiós a Gabo a la
colombiana, como decía mi abuela – a la macha – y necesitaba morirse para yo saber
por qué eligió vivir en México. Esta situación vergonzosa me recuerda a ese Concejal
que pretendió censurar el más reciente video de Shakira, tildándola de inmoral
y perjudicial para los jóvenes, una artista con tanto talento, inteligente y
que ha aportado a la educación de este país mucho más que algunos gobernantes
con ínfulas de grandeza de poder, pero aquí les presento el país que nos
merecemos. Satanizar la muerte de García Márquez escudándola en la política, es
un acto de incultura que raya en lo salvaje y lo irrespetuoso, porque son dos
asuntos diferentes; su gran obra debe primar sobre lo demás.
Me abraza una sensación
de orfandad mientras pienso las razones que tiene el Uribismo para atacar a
Gabito, y a la vez una inmensa alegría, porque aún con su muerte no cabe duda
que sus millones de páginas escritas seguirán haciendo historia de una forma
positiva en todos los escenarios; en este contexto es muy pertinente recordar
la frase «la mujer es como la buena literatura, al alcance de todos, pero
incomprensible para los estúpidos». Pero mientras esa estupidez aflora, yo me
sigo preguntando ¿Dónde estuvo el embrujo para tantas palabras escritas? Y en
ese momento me paralizo dibujando en mi rostro una sonrisa que da las gracias a
un hombre que merece un homenaje eterno por la magnificencia de su obra que
cobró miles de faenas de literatura pura, narraciones de profundidad y belleza,
con un lenguaje armonioso que solo se puede contar al mejor estilo de las
vivencias de Macondo.
Gracias Gabo, el
homenaje te lo hacemos todos los que interpretamos la magia que esconde dibujar
una historia en letras, porque quienes emitan verbos hay muchos, pero que
entiendan de la palabra escrita, muy pocos.
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