Está claro que ya nos
fregaron, han sido muchas las gotas que han rebosado esta copa, y aunque nos
hayan calificado como el país más feliz, retenemos en el alma un dolor
acumulado que nos encanta porque el masoquismo es nuestra principal
característica.
Hoy por fin se efectúa
el tan esperado debate electoral, muchos pensaríamos que es el final de una
estúpida batalla campal sumida en un incontrolable –dime que te diré- y aunque
así lo anhelamos me lleno de pena al decirles mi pronóstico: esto apenas
comienza. En Colombia estamos viviendo la misma situación de Venezuela al
concluir que estamos divididos. Una mitad del país está con el senador electo Álvaro Uribe y su candidato a la presidencia
Oscar Iván Zuluaga, y la otra mitad está con el candidato presidente Juan
Manuel Santos. Somos un chiste de país cuando veo que el principal escenario de
guerra es el tuiter y los insultos las armas. Qué debemos esperar los
colombianos de candidatos que hacen campaña agrediendo a sus opositores. La
idea no es hacer que al otro le guste el candidato que yo quiera, pero señores,
las cartas están echadas y de nosotros depende cuál escoger.
Esa pendejada de si
elegir la guerra o la paz… no perdamos el tiempo. La guerra no se acaba con más
guerra. Los personajes en mención no hacen nada ni dejan hacer. Fuera de las
cúspides políticas, es decir, acá en los hogares, en el campo, en la esquina,
la tienda, la plaza del pueblo, cada colombiano está recibiendo el ejemplo de
nuestros dirigentes, unos se pelean y otros se hacen matar por defender a sus
candidatos. Sobre pasamos los límites, y es momento de analizar el contexto: no
es que no se respete el pensamiento ajeno, una cosa es el respeto al libre
pensar y otra que marca la diferencia es hacer entender al compatriota que
tiene los ojos vendados. El pasado ciclo presidencial contó con ocho años (dos
períodos presidenciales) para acabar la guerrilla, y no lo hizo, lo que quiere
decir que no cumplió con su plan de gobierno. La tal seguridad democrática se
convirtió en pañitos de agua tibia, al país le quedó gustando tomar decisiones
permanentes bajo emociones pasajeras.
Una decisión permanente
es vender tu voto, y una emoción pasajera son los 50 mil pesos que recibes, y
que no alcanzan para dos días de comida. Intenten no vender su consciencia y
esos 50 mil se multiplicarán por más oportunidades, es cuestión de sentido
común.
Refiriéndonos a los debates
presidenciales que hemos tenido la penosa oportunidad de escuchar, nos damos
cuenta que no hay nada serio ni estructurado en ninguna de las propuestas, no
es nada diferente a lo que hemos escuchado antes. Todos los candidatos hablan
del qué harán pero nadie dice cómo, y porqué sí creerles esta vez.
En Colombia tenemos un
problema mayor al de la guerrilla o la pobreza, y es la misma barrera que
impide el desarrollo en muchos otros países, hablo de la corrupción, mientras
la haya todos sus derivados: desempleo, hambre, pobreza extrema, niñez sin
educación, guerra, muerte, etc. seguirán presentes. Es cuestión de tiempo para
darnos cuenta de que la suerte está echada y que faltan pocas horas para poner
de nuevo el conteo desde cero y repetir durante cuatro años más la historia que
ya conocemos, una de mentiras, de chuzadas,
con falsos testimonios, parapetos politiqueros, mermeladas,
parapolíticos disfrazados y un pueblo cegado que vota por la ilusión de que
esta vez será diferente.
Debe primar en Colombia
la inversión en educación y salud. Cuando los grupos paramilitares
supuestamente fueron desmovilizados, el resultado fue la creación de bandas
criminales, o sea, el flagelo sigue presente. Si la guerrilla se desmoviliza,
el resultado no será diferente y por una sencilla razón, en Colombia no hay
suficientes oportunidades de desarrollo, la delincuencia es producto de la
pobreza y la corrupción. La labor del Presidente debe iniciar por combatir la
podredura de todos los entes del Estado, y empezar a educar más.
Ciudadano vote bien,
piense en la historia, la de su país, la suya, analice los hechos, lea, indague, pregunte, hágase sentir, pero lo más importante ayude a su nación a
elegir propuestas nuevas y con contexto, las campañas sucias y de clases
políticas corruptas es un factor que Ud. y los suyos deben identificar. Suerte
a todos y que Dios nos ampare.
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