miércoles, 10 de julio de 2013

¿DE QUIÉN ES LA CULPA?

Soy una mujer de pensamientos libérrimos que no distan de los valores y el sentido real de una vida llevada con los pies en la tierra. Aun cuando la subjetividad me alberga como a todo ser humano siento que tengo razón cuando pienso en lo inmiscuido que están los medios de comunicación, incluyendo a las redes sociales, en el carácter de nuestros jóvenes, sin absolver a los mismo padres de familia. Hoy por hoy es tan común escuchar noticias como: “adolescente de 13 años queda embarazada por participar en juego sexual”; “Lo conoció por Facebook y después de un tiempo la secuestró, violó y asesinó”; “Descubren rumbas infantiles clandestinas en el sur de la ciudad”; “Decomisan arma blanca a menor de edad en el colegio…”

¿Será que ahora sí, todo tiempo pasado fue mejor? En otras épocas las “diabluras”, que era el calificativo máximo de un mal comportamiento según nuestros abuelos, no eran mayores a un grito de rebeldía o un escape fortuito de la casa. Hoy es casi inexplicable lo que para muchos padres se ha convertido en una etapa natural: “se me salió de las manos”, “es que eso es lo que ve en la televisión”, “y cómo hago yo para que deje de imitar todo lo que ve en internet”, “la culpa es de ese blackberry que le compró su papá”, en fin, y de excusas en excusas se nos va la vida justificando nuestra mala crianza.

Nos quejamos de la influencia de la radio, la TV. y la prensa escrita en nuestros hijos, pero no tenemos tiempo para detenernos y hacer una introspección diagnosticando la causa del problema; desde muy temprano nos vamos a trabajar, son las 8 de la noche y muchos aún no han retornado a sus hogares, cuando llegamos a casa estamos tan cansados que es muy poca, o casi nula, la comunicación que entablamos con nuestros hijos, que durante el resto del tiempo que no asisten al colegio, están bajo los cuidados de una niñera que les permite fantasear en el sórdido mundo del internet.

La vehemencia se apodera de la edad pueril de los hombres, un momento decisivo para no flaquear como padres y estar informados de las nuevas tendencia sociales y reaccionar sin disimulo y con ahínco frente al comportamiento adolescente.

Según el Dr. José Martínez Costa, médico de adolescentes y niños, “la mente en esta edad es influida y en ocasiones hasta modelada por multitud de agentes. Unos intrínsecos y otros no menos importantes, extrínsecos, como la propia familia, que juega un papel de primer orden en su crianza. Entonces ¿de quién es la culpa? No es malo tener a nuestros hijos a la diestra de la web, pero sí lo es cuando no entregamos normas que seguir. Será que hacemos bien cuando le echamos la culpa a los medios de comunicación, pero sin pensarlo llegamos en la noche a la casa a elegir ser idiotizados por un “reality” que de real no tiene nada, o un programa con ideas superfluas y vanas que muy poco es lo que nos aportan, siendo nosotros mismos los responsables del alto rating de sintonía de esos programas, y no ser capaces de apagar el televisor para convertirnos en un público crítico y exigente.

La juventud del siglo XXI está desorientada, llena de contradicciones, navegando sin rumbo en un océano de incertidumbre y desinformación, le estamos dando mayor importancia al hecho de ser partícipes en una era globalizada, y nos olvidamos de un pequeño detalle: los valores, que son la base de una adecuada educación. No quiero sonar anticuada, pero no necesitamos ser muy veloces de entendimiento para concluir que las nuevas generaciones están sufriendo el peor de los cánceres sociales de los últimos tiempos, quitemos los excesos y volvamos al equilibrio, a ver si somos capaces de dejar de buscar culpables y dirigir a las futuras generaciones no a un mundo perfecto, pero sí a un ambiente con justicia y criterio.

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