miércoles, 9 de julio de 2014

LAS REDES SOCIALES, UN MUNDO DESINFORMADO

Una vez vi un Monje anciano echar té en la taza de su aprendiz, cuando estuvo llena, él seguía vaciando el líquido, y aunque su alumno le advertía que estaba derramándose la bebida, el Monje insistía en seguirla llenando. Cuando hubo suficiente té regado en la mesa, el Monje le dice: -así de llena y sucia está tu mente, debes vaciarla para que la sabiduría entre en tus pensamientos- En ese momento supe por qué la confusión me ha llenado de rabia cada vez que visito las redes sociales y encuentro varias versiones de un solo acontecimiento, entonces deduzco que yo también hago parte de ese círculo estúpido e inútil que solo puede dibujar el crimen de la desinformación. Y al igual que yo, está el resto del planeta, nadando en un mar de especulaciones y rumores baratos que crecen como una bola de nieve.
A través de las redes sociales se pueden lograr muchos acometidos, el uso que se le dé depende de cada persona. Una vez leí un artículo que refería una relación injustificada del mal uso del internet con el subdesarrollo, es decir, que por vivir en países con pobreza estábamos destinados a no sacarle el mínimo provecho al uso de la red. Es una locura hacer una generalidad de semejante magnitud, cuando los delitos más famosos se han gestado en países de avanzada. Ahora bien, si hablamos de ocio, en Colombia hay muchos maestros.
Impresiona la cantidad de desocupados que están al acecho en las redes sociales esperando la mínima oportunidad para cambiar el rumbo de la noticia; las especulaciones, las calumnias y los desagradables chistes sobre personas famosas, es una prueba fehaciente de que es muchísimo el tiempo libre que hay para algunos, que ponen a circular cuanta basura se ve. Hice un repaso al tema y en medio de la tarea corroboro que la única cuenta que tiene el arquero de la selección Colombia David Ospina, es la de tuiter, sin embargo, en Instagram  podemos encontrar varias a su nombre, que por obvias razones no las administra él, y lo que es peor, al tope de fotos y videos publicados por algún desocupado. Lo mismo sucede en el resto de las redes.
Una red social es un método de comunicación que marca tendencias en temas diversos. Les brinda la capacidad a sus usuarios de tener acceso a información que antes no podía, además que la inmediatez con la que se mueve esta información es importante para estar al día con la noticia. En un principio eran los jóvenes los atraídos, a medida que pasó el tiempo, el público presente en las redes sociales abarcaba hombres y mujeres de 7 a 70 años. Una gran mayoría está conectada a la red como única forma de distracción. La lectura que ilustra fue reemplazada por una cantidad exorbitante de basura cibernética que ha desinformado a un público que prefirió llenarse de mentiras y teorías no comprobadas.
Surgió entonces una enfermedad producto del desuso del internet que afecta el comportamiento humano, una saturación morbosa que hace camino a repetir lo que no debemos reproducir y a llenar de telarañas el aposento de nuestras neuronas, porque es tanta la mugre que tenemos en la cabeza que no le permitimos a nuestros pensamientos análisis alguno para entregar una postura propia frente a algo o alguien. El idioma por ejemplo, ya no lo es, la buena ortografía quedó en el pasado, por muchos llamados de atención, es un tema que dejó de importar y una herencia que le estamos dejando a las nuevas generaciones. Una vez vi un niño como de unos 10 años probando una Tablet que estaba en exhibición en un almacén, lo observaba porque me llamó la atención la astucia con la que manejó dicho artefacto, lo primero que hizo fue entrar a Facebook, y dentro de lo que escribió incluyó “xq” para referirse a “por qué”, a su corta edad imita uno de los tantos delitos que han cometido con la fuente madre de comunicación, el idioma.
La tarea es desde los hogares y las escuelas. Necesitamos una medicina que cure la estupidez que se apoderó de las redes sociales. Como también necesitamos resetear  nuestras mentes para ver si vaciándolas empezamos a notar mayor productividad.




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