Uno de los beneficios
más referidos sobre la influencia de la música en el cerebro humano, sin duda,
es el llamado efecto Mozart, que afirma que los fetos y bebés que escuchan esta
música son más abiertos a los estímulos, más concentrados y tranquilos y, de
hecho, más inteligentes. Sin embargo, y a causa de la evolución que ha tenido
la música desde los años 50, con la llegada de Elvis Presley, los Beatles y
otros exponentes del rock and roll, el mundo empezó a ser testigo de un cambio
cultural en el comportamiento de los adolescentes, principalmente.
Mientras esto sucedía, diversos
estudios en varios países arrojan resultados abrumadores sobre los efectos que
tiene cada género musical en el cerebro humano, pero más que los sonidos de una
melodía, es el lenguaje el principal detonante. Para comprender lo anterior, es
necesario conocer, por lo menos, el significado de la neurolingüística, que es
la ciencia que estudia los mecanismos utilizados por el cerebro para facilitar
el conocimiento y la comprensión del lenguaje, ya sea hablado o escrito. Aristóteles
decía: “la música imita directamente las pasiones o estados del alma”, y fue
utilizada por Platón en sus conferencias en el Liceo de Atenas, porque según,
influían en las emociones del público.
La música sigue sufriendo
grandes cambios, y en este milenio, más que beneficios, el surgimiento de nuevas
tendencias musicales despierta la preocupación de una sociedad que observa sin
mucho qué hacer, cómo los jóvenes están copiando estilos de vida nocivos para
su formación, ya que modifica comportamientos y cambia la prioridad de los
valores, dando ventaja a la moda, el ocio y el poder económico. Situación que
ha sido beneficiada por los medios de comunicación, ya que sin ellos, estos
géneros musicales no estuvieran hoy en los rankings de los más populares.
La influencia no es solo
en humanos, también en animales. Hace poco leía en un diario europeo que un
zoológico de Londres utilizaba la música reguetón como mecanismo de estimulación
para que unas tortugas galápagos (en vía de extinción) se aparearan con éxito,
esto se logró después de realizar innumerables estudios. Si esto es posible en
seres irracionales, imagínese lo que puede hacer en el cerebro humano. En lo
que va corrido de este año, las cifras de embarazos entre niñas de 10 a 16 años
aumentaron desmesuradamente. El ICBF está aplicando campañas y estrategias para
una mejor educación sexual, pero hasta el momento nadie se ha preocupado por
dar control a otros factores que están afectando de igual o peor forma.
Los niños, principalmente
en la edad pueril, son muy sensibles al lenguaje de los adultos, y más si es
emitido a través de una canción que genera otras sensaciones en el cerebro como
el deseo sexual. El poder del lenguaje capacita la medida de influencia sobre
uno mismo y sobre los demás, de manera constructiva o destructiva, se convierte
en uno de los principales filtros de la realidad personal, ya que expresa
identidad, valores y creencias, capacidades y se describen los comportamientos
y el entorno. El lenguaje es modelador de las actitudes. Por tanto, todas las
personas deberíamos prestarle más atención al lenguaje, porque modela
comportamientos.
Así, antes de amenizar
la fiesta de su hijo(a) de 5 años con la canción “el serrucho” o “travesura”,
piense en los mensajes que ellos reciben a través de los siguientes códigos: “a
ella le gusta que le den duro y se la coman”, “se pone putita cuando está
bellaquita”. Los comportamientos están modelándose, los estímulos siguen ahí, y
son muy pocos los que captan el detalle. El trabajo para mantener la salud
mental de nuestros hijos empieza en nosotros, apoyado difícilmente en el manejo
que le dé a esto los medios de comunicación; al final de la lista coloco a los
reprimidos compositores que insisten en seguir maltratando su ser con letras
que lo único que reflejan son una categorización de lo que quieren ser y no son.
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